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¿Quieres ser policía? Sube, hay sitio

¿QUIERES SER POLICÍA? SUBE, HAY SITIO

A menudo, cuando un corredor popular prepara una carrera y se lesiona, duele más la frustración por perderse la prueba en sí, que el propio dolor por el daño que la lesión provoca. Esto sucede normalmente cuando se trata de una prueba en la que llevamos bastante tiempo invertido de preparación, en la que tanto empeño e ilusión nos hemos forjado. El dolor físico es pasajero. Por supuesto que el dolor mental también lo es, aunque dura algo más.
Yo, este momento lo asemejo, siempre y «salvando las distancias», al vacío o lamento que se instala en un opositor cuando se queda a las puertas de conseguir la tan preciada y ansiada plaza. Cierto es que cada persona es un mundo y que, por tanto, cada cual se lo puede tomar de una u otra manera. Pero como también me dieron calabazas en la oposición de policía antes de entrar, sé bien de lo que hablo. Espero que no se les esté cayendo un mito. Bromas a parte, sí, suspendí y varias veces.
Tanto en uno como en otro caso habrá que entender, a la mayor brevedad posible, que no se acaba aquí el mundo y que siempre tendremos una nueva oportunidad. —¿Y cómo nos recuperamos rápidamente de este estado? Lo primero y tal vez más importante es conocer y analizar las causas por las que uno se ha lesionado o por las que no hemos pasado la prueba. Solo si las conocemos podremos poner solución. A veces, por más vueltas que le damos no encontramos explicaciones, pero seguro que las hay. Tampoco nos debemos volver locos si no las hallamos. Lo que sí es un error y, por tanto, nunca debemos de hacer, es tratar de buscar excusas que no convencen a nadie, ni a nosotros mismos.
Normalmente una lesión viene por no calentar bien, por un mal gesto, un socavón que no debería estar ahí, una piedra en el camino…Es curioso, pero muchas de las lesiones las podríamos evitar simplemente con escuchar al cuerpo. Los atletas populares somos algo «cazurros», y por más que sabemos la teoría del sobreentrenamiento, no la llevamos a cabo. Es decir, no paramos a tiempo. Posiblemente este fuera el principal motivo de mi última lesión: El cuerpo me empezó a dar señales por el psoas. Yo aflojaba pero no paraba, la Maratón de Valencia estaba cerca. Luego vino el piramidal. Ni tan siquiera así aflojé, y luego vino la rodilla a dos semanas. La Maratón de Valencia se fue a la mierda. Con los opositores ocurre todo lo contrario. Nunca se suspende por sobre estudiar. Habrá quien creerá que lo sabe todo, pero no, siempre habrá algo que se nos escape. Por tanto, aquí juega un papel muy importante la continuidad. Los repasos constantes y ampliar cuanto más se pueda la materia es fundamental para llegar con la mayor de las garantías al día de la prueba. Habrá días que nos encontraremos mentalmente fatigados, bien, si es así, entonces paramos y desconectamos. Nos despejamos. Eso sí, el tiempo imprescindible para recargar otra vez las pilas y activar el motor de la motivación.
No, no es imposible ser policía. No, no es una meta solo al alcance de unos privilegiados. Los méritos se los tiene que ganar uno. Como el corredor de maratones que tiene que entrenar mucho para mejorar sus marcas, el opositor tiene que estudiar más para conseguir su plaza. Si te lesionas o suspendes no pasa nada. Pasamos el duelo lo más rápido posible y a continuar.
Una actitud positiva nos va a llevar a conseguir nuestros objetivos lo más rápido posible. No podemos venirnos abajo ni hundirnos cuando nos lesionamos. Se acaba aquí esta carrera, pero al año siguiente habrá otra oportunidad, por lo que hay
que reponerse cuanto antes. Siempre que la lesión no lo impida, hay que realizar otros ejercicios para mantener, en parte, la forma. Algo de tonificación es básico para no tirarlo todo al traste y tener, a posteriori, que empezar otra vez de cero. Lo mismo ocurre con los chavales que luchan por cumplir sus sueños. Hace unos días me comentaba un compañero opositor que en su academia, su profesor, y en casa, su familia, le habían aconsejado tirarse dos meses sin estudiar, alejado de los libros para recargar las pilas y volver de nuevo con más ganas. Entonces supe que acababa de quedarse a milésimas de entrar en la última oposición de Escala Básica del CNP. Para mí, esta forma de recuperarse del tropiezo, como bien le dije a él, es un disparate. Y, sin duda, creo que es el error garrafal que más se repite, el que más cometen los aspirantes.

¿Sabes cuando más entrena un corredor? Cuando nadie lo ve. Cuando llega la competición baja el ritmo.

He llegado a conocer historias de personas que llevan quince años preparándose y no han entrado. Esos mismos nombres han visto como la mayoría de apellidos de los compañeros que se preparaban con ellos se han convertido en policías. Al preguntarles por su forma de estudiar y sobre su constancia casi siempre han coincidido en lo mismo: Cuando salen las oposiciones me encierro en casa a estudiar tres meses. Ni siquiera salgo por las noches, ni los fines de semana, ¡eh! No tengo vida. Menos mal que estoy en forma y me da para sacar las pruebas físicas sin mucho esfuerzo. Eso sí, las paso raspadas. Y yo escucho esto y pienso —¿De verdad se quedará el tío tan pancho cuando me cuenta esto?— Pero claro, es que no sale ni los fines de semana… ¿No? Se querrá justificar o descargar con esta actitud de quedarse preso de los libros en casa. Pero si es ahí donde está el mayor error. Los sábados o los domingos, o los sábados y los domingos hay que salir, porque a las edades a las que normalmente se estudia una oposición es prácticamente una actividad obligatoria divertirse. Sí, claro que lo es. Salir y despejarse porque nos vendrá bien para luego estudiar con más fuerzas durante el resto de semana. Los descansos cortos y periódicos son imprescindibles. Hay tiempo para todo. Solo es cuestión de organizarse mejor.
Por supuesto que no todos los casos son iguales y por supuesto que habrá quien lleve toda la vida estudiando y no
apruebe. Si sucede esto, que ya les digo que es muy extraño que pase, pero a veces pasa, es porque algo no se está haciendo bien desde el principio. O que quizás, este no es su oficio y la vida le tiene escondido algo mejor. Pero nosotros no queremos ese «algo mejor», queremos ser policías, por lo tanto no vamos a bajar la guardia, nos negamos a que esto suceda y lo vamos a dar todo para cumplir nuestros sueños, para alcanzar nuestras metas y vestir el uniforme azul marino, negro o verde. Porque nosotros lo valemos, confiamos en nosotros mismos y con fe y perseverancia vamos a llegar hasta la meta.

Nunca agaches la cabeza, ni te vengas abajo porque conoces a alguien que lleva 10 años intentándolo. No conoces sus debilidades.

Opositar a policía no es jugar en el recreo de los niños chicos. No andemos siempre lamentándonos. Hay que demostrar con una actitud positiva que valemos para serlo.

También tendremos el caso de luchadores que trabajan todo el día, que cuando salen del curro es muy tarde y apenas le quedan fuerzas para estudiar. Esta es una circunstancia que se suele dar más o menos con relativa frecuencia. Está claro que aquí los opositores juegan con una desventaja importante al no tener el mismo tiempo para el estudio que los que se dedican todo el día a ello porque están desocupados. Pues sí, pero una desventaja que se puede salvar. ¿Cómo? Pues como les vengo contando, con esfuerzo y sacrificio. Quizás estas personas sí que deban sacrificar algún fin de semana más para estudiar en la biblioteca o en casa. Ojo, no todos, porque buscarnos un futuro mejor no nos puede quitar la vida en el presente. Es más, ni unos ni otros, nadie, y cuando digo nadie, me refiero al opositor liberado, al opositor que trabaja, a usted que patrulla por las noches, que curra los fines de semana, o que busca un trabajo, que me lee con o sin ganas, pues lo que les decía, nadie, puede dejar que pasen los días sin que aparezca en su rostro su mejor sonrisa.
Y no solo por fuera, también debe ser feliz por dentro. No, no permito a nadie que no sonría cada día o disfrute cada minuto o kilómetro en el camino hacia sus metas. La vida hay que disfrutarla hasta la muerte. Hay que saborear cada instante.
Como siempre digo, hasta de los momentos amargos hay que sacar el gusto dulce. Libérate del dolor, aprende a perdonar.
Se puede, claro que se puede. Cada día que se va, descubrimos algo nuevo, cada noche nos vamos a dormir con una experiencia diferente. Inconscientemente nos ilustramos por momentos.
Si aprendemos a sobrellevar las circunstancias más tristes, a asimilar estas, estaremos asentando firmemente los cimientos de nuestra estabilidad emocional. Debemos sentirnos orgullosos de ello y debemos sonreír, como nos sonreirá la vida, nos recompensará por todo nuestro sacrificio pasado y presente. Tenéis que ser positivos.

La diferencia entre un NO y un SÍ, son solo 2 letras. Por tan poco,yo me abro a un mundo de posibilidades… Así que… Siempre SÍ…

Métase esto en la cabeza. Nadie es más importante que usted, ni menos.

Extracto del capítulo ¿Quieres ser policía? Sube, hay sitio (Del sueño a la meta)

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De patrulla con Filípides  (10 ediciones) y Del sueño a la meta  (9 ediciones) son los libros de motivación más leídos por los opositores a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. 

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1 Comentario

  1. Albertini

    Esperando el nuevo libro como agua de mayo. Tengo los 3 primeros y a cuál mejor. Prométeme que no vas a dejar de escribir nunca. Eres el mejor espíritu!

    Responder

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